En sintonía... RADIO TUPASY RAPERE
¡Te adoro, te alabo,
te bendigo
Salvador mío
Hijo de Dios y de María,
Fuente de verdad y de vida!
¡Gracias por el deleite
de estar en tu compañía!
Amén

miércoles, 3 de febrero de 2010

¡HAZ DE MI TU MORADA!

Por Lucy

Extracto de la Adoración de fecha: 3/2/2010

· Alabado sea Jesucristo.
· Por siempre sea alabado.

Por la Comunión Espiritual

T: ¡Señor Jesús, vida del alma, yo quiero llevarte dentro de mí.
Pero, si no puedo recibirte sacramentalmente, ven espiritualmente a mi corazón.
Aquí, Señor; aquí, en lo más intimo de mi ser, fija tu morada.
Te amo con todas mis fuerzas; te amo más que a mí mismo.
Mil muertes prefiero antes que serte infiel.
Purifica con tu presencia mi alma y mi cuerpo; haz de mí una digna habitación tuya.
¡Oh suerte venturosa! Tengo un cielo en mi corazón: mi existencia; esta unión, comenzada aquí en la tierra, no se interrumpirá jamás; irá a consumarse en el cielo. Amén.

(Silencio)

D: Señor Jesús, yo no sé qué decir, no tengo palabras para expresar lo que mi alma experimenta en estos felices instantes. ¡Tú dentro de mí! ¡La grandeza infinita llenando el ser más miserable! ¡La santidad de Dios unida a un pecador como yo!

T: Razón tenía San Pedro cuando dijo: -Apártate de mi, Señor, que soy un gran pecador”. Por ello Señor, mejor ve a descansar en esas almas puras que te aman con tanto ardor y suspiran por darte gloria; yo hasta hoy no he sabido más que amar el mundo, amarme a mí mismo y vivir olvidado de ti.

D: Pero, Señor, tú estás conmigo y soy feliz. No te apartes jamás de mí. Tú conoces mis miserias, y has querido usar conmigo tus grandes misericordias.

T: Como en otro tiempo buscabas a los pecadores para convertirlos y salvarlos, y el día mas dulce para tu corazón era cuando hallabas un alma muerta por la culpa, que querías resucitar a la vida de la gracia; así viene ahora a la mía, para hacer ostentación de tu bondad.

¡Ah! ¡Bendito seas, Redentor amoroso! Yo me arrojo a tus pies; los estrecho y quiero bañarlos con mis lágrimas.

Yo te adoro; tú eres mi Dios, mi creador, mi salvador, mi vida, mi única esperanza.

¡Qué delicioso es contemplarte unido a mí! ¡Cuánta es mi dicha en poseerte!


Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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