Por Mirian
Extracto de la Adoración de fecha:27/01/2010
D: Bendito sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.
T: Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado.
Nos unimos espiritualmente al Santuario Original con el círculo de Adoración de Schoenstatt, dirigido por las Hermanas Adoratrices, recordando que en este mes de diciembre pasado se ha cumplido 80 años, de aquella Nochebuena de 1929, cuando el Padre Kentenich abrió el Tabernáculo del Santuario Original para dar inicio a la Adoración Perpetúa. Este horario de Adoración ofrecemos por:
- Nuestra preparación para el festejo de los 100 años de Schoenstatt (2014).
- La Conquista de la Coronación A la “Mater como Reina del Jardín del Padre”,
- Las intenciones particulares que traemos
SILENCIO
el Evangelio del día: Mc 4, 1-20
1 Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar.
2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:
3 Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar;
4 y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron.
5 Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra.
6 Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.
8 Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
9 Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
10 Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola.
11 Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;
12 para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
13 Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?
14 El sembrador es el que siembra la palabra.
15 Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.
16 Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo;
17 pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.
18 Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra,
19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
20 Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
Te invitamos a que te detengas a pensar en algunos detalles. Ante cada interrogante reflexiona en silencio:
o Jesús por medio de esta Parábola recuerda a sus discípulos y hoy a nosotras que:
“EL sembrador siembra la palabra” y nos pide a que en nuestro diario vivir nos ubiquemos en alguna de estas cualidades de suelo...
o Somos el terreno que está al borde del camino, donde se siembra la Palabra; pero en cuanto la escuchamos viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en nosotras...?
o O aquellas que recibimos la semilla en terreno pedregoso; al escuchar la Palabra, la acogemos con alegría, pero como no tienen raíces, somos inconstantes y cuando vienen una dificultad en seguida sucumbimos…?
o O recibimos las semillas entre espinos, escuchamos la Palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás nos invade y dejamos ahogar la Palabra y se queda estéril...?
o O somos de las que recibimos la semilla en buena tierra, escuchamos la Palabra, la aceptamos y luego logramos cosechar del treinta, del sesenta o del ciento por uno...?
>SILENCIO<
“Señor, gracias por el don de tu Palabra de vida y por hacernos co-protagonistas de nuestra salvación”.
CONSAGRACIÓN A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA
POR LAS MANOS DE MARÍA
¡Sabiduría eterna y encarnada!¡Amabilísimo y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Eterno Padre y de María siempre Virgen! Te adoro profundamente en el seno y en los esplendores de tu Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, tu dignísima Madre, en el tiempo de tu encarnación. Te doy gracias de que te has anonadado, tomando la forma de un esclavo, para sacarme de la cruel esclavitud del demonio. Te alabo y te glorifico porque has tenido la bondad de someterte en todo a María, tu Santa Madre, con el fin de hacerme, por medio de Ella, un fiel esclavo. Pero, desgraciadamente, ¡ingrato e infiel como soy!, no he observado los votos y las promesas que con tanta solemnidad te he hecho en mi Bautismo: no he cumplido con mis obligaciones. No merezco llamarme hijo tuyo, ni tu esclavo; y, como no hay nadie en mí que no merezca tus rechazos y tu cólera, ya no me atrevo a acercarme por mí mismo a tu santa y augusta Majestad. Por eso he recurrido a la intercesión y a la misericordia de tu Santísima Madre, que me has dado como Medianera para contigo; y es por medio de Ella que espero obtener de Ti la contrición y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría. Te saludo, pues, ¡María Inmaculada!, vivo tabernáculo de la divinidad, escondida en el cual, la eterna Sabiduría, quiere ser adorada por los Ángeles y por los hombres. Te saludo, ¡Reina del Cielo y de la tierra!, a cuyo imperio todo está sometido, todo lo que está por debajo de Dios. Te saludo, ¡seguro Refugio de los pecadores!, cuya misericordia no faltó a nadie. Escucha los deseos que tengo de la divina Sabiduría, y recibe para eso los votos y los dones que mi bajeza te presenta. Yo...infiel pecador, renuevo y ratifico hoy en tus manos los votos de mi Bautismo: Renuncio para siempre a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y me doy enteramente a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras Él todos los días de mi vida, y para que yo le sea más fiel de como lo he sido hasta ahora.
¡Como familia unida, las custodias vivas, te coronamos Madre, Reina del Jardín del Padre!
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