Por Blanca
Extracto de la Adoración de fecha: 15/12/2010
Ave María Purísima
Poema para mi Buen Jesús
Poema para mi Buen Jesús
Oh mi Buen Jesús ¡Que tarde te amé! Tú estabas en mi corazón y te buscaba afuera… tú estabas conmigo... Pero yo no estaba contigo... y entonces, tú me llamaste en alta voz, rompiste mi sordera y como relámpago mi ceguera ahuyentaste.
Esparciste suaves perfumes alrededor mío, yo los absorbí, y ahora vivo respirando por ti… te saboree y ahora tengo hambre y sed de ti, me tocaste brevemente y yo me abracé en tu paz Cuanto más te poseo, tanto más te busco, que yo me conozca para que te conozca a ti.
• Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar
• Por siempre sea alabado
Te adoramos Señor Jesús, que estas verdadera, real y sustancialmente presente en la Santa Eucaristía.
Te adoramos en el Sacramento de tu amor, te adoramos en el Ministerio de tu Cuerpo y de tu Sangre, de tu Alma y Divinidad te glorificamos ¡Oh Rey de Gloria! Misteriosamente presente entre nosotros.
Jesús ante tu presencia, ante el silencio profundo que guardas en la Eucaristía, a la vista de ese velo impenetrable, nos sentimos impulsados a exclamar ¡Señor muéstranos tu rostro!
Pero aun sin verte, creemos que estás realmente presente con todo el amor de tu corazón ‘Divino Humano’. Aun sin experimentarte visiblemente sentimos los efectos de tu presencia entre nosotros. Has querido permanecer con nosotros aquí en la tierra, no solo por medio de tu gracia, de tu verdad y tu palabra, sino que también quisiste quedarte como persona. Asumiste el estado Sacramental para seguir honrando y glorificando a tu Padre aquí en la Tierra, para seguir siendo nuestro maestro y nuestro modelo, alimento celestial para la vida eterna. AMEN
SILENCIO
Eres límpida fuente de paz, el vinculo que une a todos los pueblos, el poder que une las disensiones, luz que trae calor y claridad, eres el trigo de los elegidos que nos hace fuerte, que nos anima y alienta, eres nuestra fuente de vida y aliento primordial.
SILENCIO
Oración final al Divino Niño Dios
Jesús mío, mi amor, mi hermoso Niño, te amo tanto... Tú lo sabes, pero yo quiero amarte más: haz que te ame hasta donde no pueda amarte más una criatura, que te ame, hasta morir...
Ven a mí, Niño mío; ven a mis brazos, ven a mi pecho, reclínate sobre mi corazón un instante siquiera, embriágame con tu amor, Pero si tanta dicha no merezco, déjame al menos que te adore, que doblegue mi frente sobre el césped que huellas con tus plantas, cuando andas en el pastoreo de tu rebaño.
Pastorcillo de mi alma, pastorcito mío, mira esta ovejita tuya cómo ansiosa te busca, cómo anhela por ti. Quisiera morar contigo para siempre y seguirte a donde quiera que fueras para ser en todo momento iluminada con la lumbre de tus bellísimos ojos y recreada con la sin par hermosura de tu rostro. AMEN
Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
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