¡JESÚS, AQUI ESTAMOS EN TU ESPERA!

Por Rosa

Extracto de la Adoración de fecha: 19/5/2010

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado

D. Amado Señor, hoy estamos en tu presencia para alabarte, glorificarte y decirte que te amamos inmensamente. Mi Señor Amado, a tus pies me postro para suplicarte tu perdón, sé que en la inmensidad de tu amor tu me perdonas, me perdonas las tantas veces que te ofendí con mis actos, cuando olvidé tus mandamientos, y principalmente cuando ignoré tu mandamiento nuevo, de amar a mi prójimo como a mí misma. Humildemente mi Señor te suplico que tu mirada se dirija nuevamente a mí y que yo pueda levantar mi rostro y fijar mis ojos en ti, pues mi corazón triste está porque soy tan indigna de ti, de tu amor y de tu sacrificio supremo.

T. Amadísimo Jesús te alabamos en tu divinidad en el Santísimo Sacramento del Altar, y nos ponemos a tu disposición para ser instrumentos tuyos aquí en la tierra conforme sea tu voluntad, ayudado siempre en todo por tu Santo Espíritu.

D. En tu divinidad Amadísimo Señor te hiciste tan pequeño como nosotros, te hiciste humano como nosotros para sentir nuestra pequeñez, renunciaste a todo para unir tu mundo al nuestro, y mira lo que te hicimos, te clavamos en la cruz, y tú aún así nos sigues amando y esperando.

T. Mi Jesús tan querido, aquí estamos, que tu espera ya no sea tan larga, toma nuestro pobre corazón en tus manos y hazlo cada día más tuyo, que el enemigo huya de nuestro lado y que seamos única y exclusivamente tuyos, para servirte, para amarte y glorificarte por siempre

D. En la simplicidad del pan me esperas día y noche, noche y día, hoy te vengo a entregar todo mi ser, que no pase un momento sin tenerte presente, sin decirte que en tus brazos me cobijo y que tú me das la fuerza del espíritu santo para seguir en la contienda de la vida bajo tu mirada y tu dirección, tu eres el timonel de mi vida.

T. Estamos aquí Señor, humildemente te suplicamos tu amor, envuélvenos con tu gran misericordia y que cada día que nos regalas sea para darte nuestras alabanzas y contar tu grandeza mi Señor. Gracias por este momento maravilloso que nos obsequias, por permitirnos hacerte compañía, haz Señor Amado que siempre podamos repetirlo cada día de nuestra vida, enciende nuestro corazones con el ardiente deseo de estar cada día más cerca de ti. Amen

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en un principio, ahora siempre, por los siglos de los siglos, amén.