¡MI ADORADO NIÑO SALVADOR!

Por Pelussa

Extracto de la Adoración de fecha 23/12/2009

Invocación a la Santísima Trinidad

D: Porque tanto amó Dios al mundo, que dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna”(Juan 3,16)

T: Gloria a Ti Señor por ofrecernos el regalo de la salvación eterna.

D: Señor mío y Dios mío postradas a los pies del Sagrario, morada de amor de tu Santo Hijo queremos hoy honrarte y darte gracias por el misterio de tu amor y entregarte nuestra adoración al Divino Niño Jesús, con júbilos de gloria y alabanzas.

“Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1,14)

Te adoramos Cristo y te bendecimos

T:Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

D: En filial afecto renovamos nuestras promesas bautismales.

TODOS

Yo renuncio a satanás, a todas sus obras y pompas
porque quiero pertenecerte eternamente,
porque yo te amo Divino Niño Jesús.
Te ruego entres en mi corazón, purifícame, hazme nacer de nuevo.
Yo te declaro Jesús, Señor, Salvador y Rey de mi vida.
por favor acéptame.

D: Yo te adoro, Verbo encarnado, verdadero Hijo de Dios, desde la eternidad y verdadero Hijo de María virgen, en la plenitud de los tiempos. Adorando tu divina persona y la humanidad que está unida a Ti, no puedo dejar de venerar el pobre lecho de pajas en que Tú te reclinaste siendo aún niño y que verdaderamente fue el primer trono de tu amor.


T: ¡ Que pueda postrarme delante de El con la simplicidad de los pastores, con la fe de San José, con la caridad de la bien aventurada Virgen María!

¡Que me sea permitido también inclinarme a adorar, con pobreza y humildad, un monumento tan precioso de tu Majestuosidad, en que Tú, siendo Señor del cielo y de la tierra, escogiste un pesebre para descanso.

Te ofrecemos Señor nuestros corazones para que hagas de el un pesebre, desde donde tu Divina Luz irradie el reflejo de Dios e ilumine los caminos del mundo.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.